miércoles, 8 de junio de 2011

EL PASEO


Son las cuatro de la tarde de un día cualquiera de otoño, sopla una débil brisa. Apetece un grato paseo ahora que la temperatura todavía es suave. ¡Toc, toc! Elena camina despacio, contemplando el cadencioso movimiento de las hojas, que aún permanecen en los árboles del camino ¡toc, toc! Es una jovencita romántica y soñadora que, apenas hace un mes cumplió los dieciséis años.
A ella siempre le gustó Ricardo, el hijo mayor de los vecinos del piso de al lado. Ni siquiera recuerda cuando empezó a soñar con él siendo todavía muy pequeña, cuando le escuchaba bajar corriendo por las escaleras se asomaba a su ventana, casi oculta tras las cortinas,contemplándolo mientras él jugaba con sus amigos. Luego fueron creciendo, ella soñando con Ricardo aunque él nunca se fijó en
ella. Si lo hubiese hecho, habría descubierto en sus ojos todo lo que su corazón guardaba para él. Pero no, nunca lo hizo. Hace dos meses que Ricardo se marchó, se fue a la capital para hacerse ingeniero, es lo que quieren sus padres y por eso se fue a la Universidad.
En su caminar, aplasta una rama en el suelo haciéndola crujir y, su chasquido, hace que por un momento su pensamiento regrese al mundo real. Sus sentidos perciben nuevamente todo lo que la rodea: los colores, la brisa en la cara, el ruido de ese avión que oculto por las nubes pasa allá arriba en el cielo, las finas gotas de lluvia que comienzan a caer cadenciosamente...
¡Vaya!, llueve y hay que suspender el paseo. ¡Hasta mañana Ricardo, hasta mañana...!
¡Toc, toc! El resonar de sus muletas contra el empedrado del camino la acompaña de regreso a casa. Sus piernas secas, apenas se mantienen sin ellas. Sus queridas y odiadas muletas ¡toc, toc!

No hay comentarios: